martes, 24 de enero de 2012

“ VIDA ETERNA ”

Cabo da Roca (Portugal), Luis Muñoz 2.009 ©

Aunque yo ya tenía mis sospechas sobre el significado de este título, lamentablemente el devenir de esta puñetera vida ha hecho que a la fuerza lo tenga que contrastar en primera persona en el corto periodo de tres tristes meses ya.

Y es que eso de la vida eterna que algunas religiones, como el Cristianismo y el Mahometismo, identifican como vivir en el cielo para siempre (en el mejor de los casos, porque si no se han hecho los suficientes méritos, según sus cánones,  sería sufrir en el infierno para la eternidad); u otras, como el Budismo y el Hinduismo, que se refieren a ello como la continua reencarnación vida tras vida del alma de un ser en otro, hasta conseguir la paz y la calma interiores suficientes para descansar de una vez por todas fundidas en su dios creador del que todas las almas forman parte; a mí no me convencían demasiado.

Pues ahora sí que puedo asegurar sin miedo a equivocarme que la vida eterna es mucho más que un infinito descanso por ahí arriba o abajo. Mi corazón le ha dado la razón a mi cabeza y juntos me confirman que la vida eterna es todo aquello que permanece para siempre de los que se van en los que nos quedamos un ratito más por aquí. Sí, me refiero a los recuerdos, a los momentos compartidos, a los amores mutuos, a los problemas superados codo con codo, a las sonrisas repartidas, a las risas entregadas, a las vidas creadas y regaladas, a la amistad ofrecida y disfrutada, a los principios y valores asumidos e inculcados, …

Todo ello es a la vez la esencia y el regalo de quien nos abandona que, según la intensidad de la relación personal compartida, queda y trasciende en cada uno de nosotros para el resto de nuestra vida. De esta manera, combinándolos con nuestra propia esencia, hacemos nuestra esa “vida” (esos gestos, ideas, sentimientos y demás de aquéllos) y la perpetuamos hasta que nosotros mismos desparecemos terrenalmente y dejamos aquí nuestra herencia, comenzando de nuevo el ciclo. De ahí lo de “eterna”.

Así no resulta nada descabellado afirmar que en un horizonte no muy lejano nos reencontraremos con aquellos que ya se nos han adelantado. Incluso me atrevo a decir que desde el primer momento en que nos encontramos ya permanecemos juntos para siempre, aunque a veces no seamos ni conscientes de ello. Y, en mi caso, no sabéis cuánto me alegro de haber tenido y de tener esa consciencia plena que me ha permitido y me permitirá disfrutar de SU vida eterna.

jueves, 5 de enero de 2012

" Te espero "

Santorini (Grecia), Luis Muñoz 2.011 © 


Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas,
lo sé, sé que no vendrás.

(...)

Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá,
yo aquí,
añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
quizás por el resto de nuestras vidas.

Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
y la luna oculta ese sol tan radiante,
me siento sólo, lo sé;
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.

(...)

Mi aire se acaba como agua en el desierto,
mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tú,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?,
te preguntarás...
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí,
porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no sólo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo sólo así?
¿Por qué no sólo...?"
Fragmentos de "Te espero" de Mario Benedetti
y Santorini (Grecia)' 11