“Cuando creíamos que teníamos todas las
respuestas, de pronto, cambiaron
todas las preguntas” M.Benedetti
En una de mis últimas rutas en bici por los campos manchegos (mis amigos saben de sobra de esta última afición mía por lo pesado que a veces me pongo tratando de transmitirles mi sensación de libertad, de superación, de meditación y de encuentro personal en esos ratos de soledad en plena naturaleza) empecé a darle vueltas a esta frase que leí y que asimilé como propia desde el primer momento.
respuestas, de pronto, cambiaron
todas las preguntas” M.Benedetti
En una de mis últimas rutas en bici por los campos manchegos (mis amigos saben de sobra de esta última afición mía por lo pesado que a veces me pongo tratando de transmitirles mi sensación de libertad, de superación, de meditación y de encuentro personal en esos ratos de soledad en plena naturaleza) empecé a darle vueltas a esta frase que leí y que asimilé como propia desde el primer momento.
Cuando la repito, me doy cuenta de cuánta razón hay en ella. Y cada vez más.
Y no sólo por la época de cambios continuos y forzados de modelos económicos, sociales y personales que todos estamos viviendo (sufriendo) en estos últimos años. No.
Su razón se extiende a todo tiempo y materia. Y podría enlazar esto con uno de mis post anteriores, el de “Retos”, en el que comentaba mi visión de nuestra reacción ante los cambios que nos descolocan y nos sacan de nuestra “área de confortable estabilidad”. Cuando creemos que tenemos todo controlado y que somos dueños y señores de nuestra zona de influencia, bien personal, bien familiar, bien laboral, de repente un cambio radical se presenta ante nosotros y desmonta todos nuestros esquemas. Todo esto que puede sonar muy teórico equivale a experiencias tan reales como a la llegada de un hijo, a una muerte cercana, a la traición de alguien querido, a un ascenso profesional, … Es tan aplicable a los cambios positivos como a los negativos.
En cualquiera de los dos escenarios, las preguntas para las que pensábamos que teníamos las respuestas correctas (todo lo que teníamos absolutamente controlado) cambian por otras para las que debemos reiniciar la búsqueda. Pero, ¿quién nos dice que para cuando tengamos las nuevas conclusiones, no habrán cambiado de nuevo las premisas?.
Tan importante y profundo me parece la incertidumbre ante los nuevos cambios que propone la frase, como lo inesperado y la inmediatez que con el “de pronto” transmite.
Para unas personas, todo esto puede parecer desesperante; quizá porque sean de aquellos que les incomoda no tener todo bajo control (¿obsesión?, ¿perfeccionismo?,…).
Pero, para otras, ¿no será esta constante la que motiva su capacidad de adaptación?, ¿o sus ganas de vivir?, ¿o lo que pone en sus manos la posibilidad de fabricar su propio futuro según vayan reaccionando ante las nuevas situaciones?
“Cuando creíamos que teníamos todas las
respuestas, de pronto, cambiaron
todas las preguntas”...
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