martes, 4 de octubre de 2011

" Sombras "



Hace poco tropecé con el texto “Muere lentamente” de la escritora brasileña Martha Medeiros, aunque Internet lo atribuye a Pablo Neruda en más de veinte mil entradas (una prueba más de que no todo lo que encontramos en esta biblia virtual es cierto), que de nuevo removió mi cabeza. Y es que el poema en cuestión creo que no dejará a nadie indiferente por el optimismo que inspira al leerlo.

Una vez más se pone de manifiesto que nuestro mayor freno somos nosotros mismos. Nos anclamos de tal manera a nuestro pasado y a nuestro presente que en muchos casos nos impide evolucionar y dar marcha adelante. Entramos en un río de vida en el que nos dejamos llevar por la corriente. Quizá sea porque nos resulta cómodo y nos evita grandes esfuerzos y difíciles decisiones en el corto plazo; aunque no nos damos cuenta de que en realidad esos “ahorros” presentes nos llevarán a tomar medidas más drásticas e importantes en un horizonte temporal más lejano.


Como en la ilustración (“Shadow”, de Tomás Serrano) con la que acompaño a este post, son nuestros propios miedos los que nos acechan y nuestra propia sombra la que llega a asustarnos. Pero, ¿a qué me refiero con nuestra sombra?. Pues nada más que a lo que hemos sido, a lo que hemos hecho, a lo que hemos vivido, … Quizá esos miedos sean el miedo a no repetir aquello (en el caso de los aciertos), o a repetirlo (en el caso de los errores), o, si hasta ahora nunca llegamos a conseguir aquellas metas que ya nos propusimos en el pasado, miedo a tampoco poder alcanzarlas en un futuro, …

Aunque lo que sí queda de nuevo claro es que si no damos ese giro en el instante preciso, si no nos aferramos a un optimismo permanente, si dejamos escapar nuestra capacidad de lucha,…, aunque la noche puede llegar a ser preciosa, si llegado el momento justo no encendemos la luz para disipar esas sombras, “moriremos lentamente”.



MUERE LENTAMENTE

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
quien no cambia de color de vestimenta,
o bien no conversa con quien no conoce.

Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones,
justamente éstas que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.

Muere lentamente quien no gira el volante cuando está infeliz
con su trabajo, con su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
por ir detrás de un sueño,
quien no se permite ni siquiera una vez en su vida
huir de los consejos sensatos...


¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!

¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas ser feliz!

4 comentarios:

  1. No esque yo entienda de poesia pero esta me ha gustao. tal vez por breve jejejejej
    saludos humedos desde bkk ;-)

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  2. Me alegro de que te guste JC.

    Además, tú sí que puedes decir bien alto que "NO mueres lentamente". Y es que no paras quieto.

    Buen viaje y mucha suerte!!

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  3. Hola Luis:
    Te voy a contar una historia. Hace ahora 9 meses, tal que el 24 de febrero, estuvimos dando nuestro último adiós a una gran amiga, esposa de mi contrabajista y gran amigo Richie Ferrer. Milagro era una persona extraordinaria, como Gracia, y mantuvo un pulso con un cáncer que perdió tras pelear varios meses. La ceremonia de su adiós fue muy distinta a lo que estamos acostumbrados a ver por estos lares. Completamente laica, familiares y amigos pasaban por el estrado diciendo cosas hermosas de Milagro, leyendo versos o poniendo la música que le gustaba. La verdad es que fue durísimo, pero precioso. Como dijo Ana, casi es mejor que suelte cuatro tópicos el cura de turno que no te conoció.
    El otro día, me metí en el bolsillo un poema con la ingenua pretensión de si veía un resquicio subirme al altar y leerla como homenaje a Gracia. No pudo ser, entre otras cosas porque recogí a Ana del AVE a las cinco menos cuarto, ya que había cambiado el billete para llegar a acompañarte. Cuando llegamos no pudimos ni entrar en la iglesia. Pero no me voy a quedar con las ganas de compartir estos versos contigo y con Gracia:

    Si de pronto no existes,
    si de pronto no vives,
    yo seguiré viviendo.

    No me atrevo,
    no me atrevo a escribirlo,
    si te mueres.

    Yo seguiré viviendo.

    Porque donde no tiene voz un hombre
    allí, mi voz.

    No, perdóname.
    Si tú no vives,
    si tú, querida, amor mío,
    si tú
    te has muerto,
    todas las hojas caerán en mi pecho,
    lloverá sobre mi alma noche y día,
    la nieve quemará mi corazón,a ndaré con frío y fuego y muerte y nieve,
    mis pies querrán marchar hacia donde tú duermes,
    pero
    seguiré vivo,
    porque tú me quisiste sobre todas las cosas
    indomable,
    y, amor, porque tú sabes que soy no sólo un hombre
    sino todos los hombres.

    Por supuesto es de Pablo Neruda.
    Un abrazo fuerte.

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  4. Javier a Gracia y a mí nos hubiera encantado escucharlo de tu boca el otro día y, más aún, seguro de que también al resto de los amigos allí presentes.

    Ya que no pudo ser, te agradezco de verdad que lo compartas ahora conmigo y te garantizo que yo mismo se lo recitaré a Gracia porque sigo en contacto permanente con ella, ahora y siempre.

    Un fuerte abrazo.

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